El ikebana es un arte floral milenario que tiene sus orígenes en las ofrendas Shinto a los kami, o espíritus de la naturaleza. Sin embargo, fue en Japón donde el Budismo Zen incluyó al ikebana en sus prácticas meditativas-contemplativas y se desarrolló en las estilizadas escuelas que conocemos hoy en día.
El ikebana es mucho más que un ornamento floral: es una representación artística que nace de la observación y del respeto a la naturaleza. Por un lado, en el ikebana se representan las áreas espiritual-cognitiva, al hombre y a la tierra.
Por el otro, en el ikebana se conjugan tres de los elementos más importantes en la naturaleza: sencillez, equilibrio y belleza. El agua, por su parte, representa las cualidades prístinas de la mente: claridad, vastedad y la capacidad de reflejar sin juicios la realidad tal cual es.
Además de proporcionar una sensación de belleza y paz, el ikebana representa los más sublimes estados mentales y emocionales a los que el ser humano puede aspirar.
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